lunes, 25 de mayo de 2015

Inmortal (Cap V)

Intento N°5: El mejor trabajo del mundo

Creo que eran algo así como las siete y media u ocho, era tarde, nos habíamos tomado un buen tiempo para limpiar y claro, por ende toparse con interrogantes, pero lo que era más aun, pistas. Cual hecho, el agotamiento fatigó toda esperanza analizadora, salvo los detalles nítidos casi luminosos de ciertas cosas propias de naturaleza filosófica aunque estuviera convencido de lo obvio y lo indiscreto, en eso recordé múltiples instancias en donde no evitaba preguntarme de todo. Para mi, debía objetar que Sharlod era un puñado de misterios sin resolver o quizás esos misterios que nadie quiere resolver bajo la subsistencia de varias razones, como sea. En eso, Bianca me comentaba lo fatídico del día, como la tiranía de los profesores sucumbía en las notas finales y de como todo el maldito instituto repercutía frente a deliciosas propuestas por parte del director para aplacar en gran medida el disgusto de los padres frente a las abultadas cuotas a pagar, como dicen, estaba hecha toda una guerrillera. Y no se detuvo solo ahí, de todas formas, captó mi falta de atención y se notaba, estaba absorto en mis pensamientos recurrentes a todo el tumulto pasado.

-No me estas escuchando... -movió un mechón de rulo carmesí, me ofusqué un poco.

-Perdón, estoy distraído, algo supongo.

-¿Mucho bardo por toda tu aventura de héroe?

-Supongo que sí, estoy en ese estado de intransigencia donde salgo de un problema para dar directamente con otro. -pose una mano en mi frente a modo de gracia y con un chascarrillo sólido indulté-. ¡Tengo una suerte mortal!

-Mmm, a todo esto, es tarde, mirá la hora, y encima tengo hambre, ¿no te gustaría ir a comer algo afuera?

Era verdad, mis condescendientes cabilasiones maquinaban dejando un monstruoso tempano helado de preocupaciones, pero quería saber son exactitud la raíz de esa preocupación, que seguramente para mi disgusto acarrearía innecesarias acciones. Sea la razón cual fuese, me moría de hambre y la idea de Bianca no estaba mal, hacía rato que no salía a comer así que con todas las ganas de un bastión hambriento pusimos rumbo a ello.
Bianca se adelantó unos pasos moviéndose delicadamente entre el pasillo, girando y balbuceando con emoción su modo para engullir hamburguesas y papas fritas. La claridad de la luz nos desdichó con la aparición de cierto personaje que ya tenía de vista, su infragante manera de manipular información, la facilidad de sus intereses y esa falta total de escrúpulos que ocasionaban picor en la garganta a cualquiera, me adelanté a su encuentro. Vislumbré el espectáculo de su pose contra la pared, sus zapatos chatos, esas medias blancuzcas, su corta pollera escocesa azul a cuadros, esa camisa símil celeste con un estampado del escudo del instituto, un collar atípico, su maldito pelo corto y esa aniñada mirada de rebusque como cuando un infante acababa de descubrir un juguete nuevo.

-Lili Scocher, ¿por qué siempre tan oportuna?

-Tadeo Arsen, ¿por qué no me sorprende?

-Sea lo que sea, no tengo idea de nada y no pienso detenerme en algún cuestionario raro cuyo objetivo tuyo es bajarle el autoestima a cuanta cantidad de hombres te sea posible, debo agregar tu magnífica interpretación sobre el último artículo, fui todo un "héroe". -Lili Scocher a fin de cuentas y para los incautos, era esa típica chica despierta feminista que luchaba en contra del apogeo y la dogmática varonil, sus objetivos se fijaban claramente en la exposición de hechos vergonzosos y decepcionantes sobre los alumnos hombres del instituto, además del plus de joderse a algunos profesores también, su perfil arpilesco no tenía límites, fuertemente apoyado por, oh sorpresa, la rectora Pilar. Su pluma, su espada, ejercía cuanta "justicia" le era impuesta partir entre las filas del colegio usando su medio favorito: "El diario escolar".
Pensar en su retorcido objetivo solo me producía jaqueca, y más allá de nuestros continuos roces "amistosos", su insistencia para conmigo subyugaba entre los más grandes misterios, punto y aparte. Continuemos con esto.

-No, no, no, por favor, menos quisiera interrumpir... aunque... -se acercó levemente a mí lado.

-¿Siempre hay un pero no?

-Oh, no, yo dije "aunque" que implica otras cosas... -dejó escapar una risita molesta- buscando un gato en el colegio a estas horas, luego una chica, luego quien sabe...

-Yo creo que ahora sé quien sabe, ¿qué sabes?

-Bueno, creo que lo que buscas es algo que nadie normal buscaría.

-Eso ya lo sé, genia, ¿y lo nuevo?

-Bueno, con seguridad los ladrones roban objetos de valor, pero ¿depende el valor, no?

-Un momento, ¿a donde querés llegar?

-Ay Tadeo, los ladrones no andan tras algo de valor como joyas o cosas así, andan atrás de algo más escabroso y jodido.

-Ya veo, entonces esto refuerza y confirma mi teoría, Bianca, estábamos en lo cierto desde el principio.

-Lili, ¿sobre que andarían detrás? -Bianca preguntó.

-Yo más bien diría sobre quien, Tadeo, tu amiguita la rara bajita, ¿la viste hoy?

-No, en absoluto.

-Ahí lo tienen.

-Carajo...

-¿Pasó algo?

-Bianca, creo que vamos a tener que posponer la cena, tenemos que encontrar a Sharlod ahora, ¿sabes donde vive?

-Eh, no, ¿como voy a saber eso?

-Ahmm, yo creo... -Lili nuevamente habló.

-Vos, Lili dame la dirección, te conozco bien.

-Los malos hábitos no te abandonan.

-Yo fui el que no los abandonó, y creo que tampoco vos... tenes la dirección, dámela.

-Claro, con la condición de darme toda la info que encuentren sobre el asunto, es intrigante y apasionante.

-Por supuesto, intrigante y apasionante que te apuñalen... okey, trato hecho, arpía.

Dicho y hecho, con la dirección en las manos nos pusimos en camino a su casa.

-Una última cosa...

-¿Qué pasa muchachita?

-La gente no olvida...

-Como digas. -Dicho lo anterior, Lily se retiró sin pausa ni danza.

-Tadeo, ¿qué le pasa?, la tiene con vos.

-Ni puta idea... vamos a la casa de Sharlod.

-Entonces, ¿encontrar a Sharlod es importante?

-Esencial, mi querida tarada, es de suma urgencia quizás hasta pueda encontrar algo más interesante.

-¿Una idea para comenzar tu novela, no?

-Leer la mente de las personas viola el "Habeas data", sabelo nena.

-No se si sos una buena persona o una persona al menos. -Bianca parecía algo molesta.

-Gracias, yo también te quiero.

Luego de las palabras, encaminarse al destino no fue nada difícil, retomando un vistazo a la dirección comencé a repasar los episodios ocurridos, desde que todo este gran bardo había comenzado. Como una bola de nieve cuesta abajo, tenía mucha pinta de no parar y de hecho, de agravarse antes que nada. La mente fuerte es propicia de la valentía, su fortaleza subyace de la combinación de ideales y sentimientos, eso me habían enseñado los libros tras mensajes cifrados fraccionados en fábulas y cuentos dándonos la típica moraleja basándose a ejemplo y palabra. Mi realidad era otra, esa dirección, da esas casualidades de la vida, se me hacía bastante conocida y no pude evitar gesticular una mueca de duda mezclada con una sonrisa maliciosa.

-¿Pasa algo?

-Mirá Bianca, creo que tendríamos que dejarlo para mañana temprano...

-Momento, algo pasa, ¿qué pasa?

-¿Pasar?, absolutamente nada, creo que es infructuoso una búsqueda a la noche, aparte mañana tenemos colegio, debes estar muy cansada, además, caer a estas horas de la noche me parece lo más indecoroso de todo, ¿o no te parece?

-Dejame de joder, pibe, acá pasa algo, no nos movemos hasta que no me cuentes. -Dio un pisotón con fiera mirada.

-¿Vas a presionarme como siempre, no? Ok. Esta dirección es el drama, o está mal escrita de alguna forma o es una joda, una joda de muy mal gusto...

-¿Y eso a que se debe? -Dicho esto, segundos luego de arremeter en el hall, un muchacho aconteció la charla, y dando saltos se acercó a nuestro encuentro.

-Hola!!! No puedo creer que esta sea demasiada coincidencia, ¿verdad?, increíble reencontrarnos de esta forma, Tadeo. El destino sí que anda caprichoso estos días. -Frases sarcásticas, risas maliciosas, trato amigable y cabello sedoso... en efecto, se trataba de un fantasma o un mal recuerdo, de esos que preferentemente uno desea olvidar.

-¿Jeremías Kowalski?, judío infeliz, ¿se puede saber que haces acá?

-¿Así saludas a un hermano, amigo? ¿qué hay de los viejos tiempos? ¿ya nos olvidamos? ¿y está bonita señorita? ¿No la vas a presentar como es debido?

-¿Ya te cansaste de hacerme preguntas pelotudas todo el tiempo?, el tiempo pasó y no cambiaste nada, igual que siempre, che. Ahora, ¿se puede saber en qué andas metido ahora?, porque esto coincidencia no es y lo sabes. -Bianca nos miraba intentando seguir un hilo del cual jamás tuvo previa información. Me dirigí a ella con ánimos de echar algo de luz a su desconcierto cuando Jeremías me interrumpió.

-Como sabes, alguien de quien sabes muy bien se perdió, simplemente estamos rastreando la zona buscándola, tan simple como eso -su mirada cambio por unos segundos- a razón de ello las pistas nos condujeron bajo coincidencia acá, y da la casualidad que te encuentro a vos, tenes tan suerte como quién encuentra un alfiler en un colchón. Me remito a mis modales pidiéndoles que por favor, me acompañen.

Sonriendo lo seguimos hasta afuera. Bianca nuevamente me miraba con desconcierto, yo no podía estar más hasta las manos, ella rompió el silencio con sus preguntas.

-Tadeo, ¿quién es este tal Kowalski?

-Un conocido, extrañamente fuimos compañeros hace mucho en un colegio anterior, un tipo medio callado pero alegre, aunque la naturaleza de sus obligaciones no son necesariamente aplicativas a su humor tan común, una cosa es segura, si este tipo apareció acá es porque estamos en un bardo un poco más grande de lo pensado. -Me refregué las manos un tanto tensas.

-¿Y eso se debe a que lo conoces de algún lado?

-La dirección... no es una casa, es un negocio.

-¿Qué clase de negocio?

Nos detuvimos frente a un auto negro, del cual bajaron dos hombres. Uno abrió la puerta trasera diciendo "Por favor, chicos, entren", el otro vigilaba. Esta iba a ser una noche muy larga... de nuevo.

Continuará.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario